La ausencia de Ignacio

on 8:41

Hay personas a las que envidio. Personas que brillan con luz propia de una manera muy llamativa. Personas que saben atraer personas, personas que tienen un don para relacionarse, para protagonizar los momentos que comparten con uno mismo, personas que saben hacerse querer. Me encantan este tipo de personas, bueno, resultan ser queribles para muchos. Pero de estas personas, hay algunas que puedo tolerar y otras que no.
Si bien este tipo de personas me atrae mucho por cualidades que yo carezco, todo se hecha a perder cuando en medio de todo eso que puedo admirar encuentro migajas de egocentrismo o aires de superioridad. Eso lo hecha a perder todo, toda esa magia que esa persona podía hacerme sentir. Porque valoro mucho la humildad y aprecio aquel que es de perfil bajo, que no quiere pasar por encima de nadie, que no necesita hablar mas fuerte que el otro para hacerse escuchar.

Ignacio, mi amigo del barrio, ese que fue tan amigo mío, que fue el mas chico del grupo, del que ya hablé en varios post anteriores, que fue el que más consiguió movilizar mis hormonas en plena adolescencia teniendo mis fantasias sexuales puestas en él... Ese mismo, Ignacio.
Hace pocos días fue su cumpleaños. No me faltó un mensaje en Facebook con mis buenos deseos; pero fue un mensaje de compromiso, y no lo disimulé. Ya hace un año que dejamos de hablarnos, que no tenemos trato el uno con el otro; bah, que él cortó el trato con quienes conformaba nuestro grupo (osea, con Daiana, Esteban y Carla tambien). Simplemente dejó de hablarnos, de juntarse con nosotros cuando era posible, de comunicarse absolutamente.

Él es una persona que considero especial. Es bastante terco, torpe, poco audaz... pero es una persona con mucha chispa. Es muy elocuente, muy creativo y siempre inventa cosas para alegrar los momentos. Es imposible no divertirse estando con él. Es alguien que encuentra la forma de entretener, de pasar un buen rato de todos modos. Es algo que yo no soy. Y en el grupo nuestro del barrio (nosotros, los otros cuatro) hemos sentido su ausencia. Pero no hay nada que pudieramos hacer.
Pero pienso en los momentos que hemos pasado de chicos, en las cosas que compartimos, todo lo que nos reímos, todo eso... y siento que lo extraño. E inmediatamente despues siento mucha bronca por extrañarlo. ¿Por qué yo necesitaría de él?. Porque sé que es una persona increíble, aunque no quiera reconocer la falta que le hace a nuestro grupo de toda esa locura divertida que solo él tenía para dar a su manera.
Además de todo, le tengo aprecio como a los otros tres por el hecho de que es como un hermanito (o bueno, algo así) para mí, porque lo vi crecer desde chico y en esas edad yo era un referente para él y me tenía cierta admiración. Pero al crecer, todo eso se perdió y encontró su lugar en su nuevo grupo de amigos, todos muy “cool” y muy “en onda”... así que bueno, allá él.
Tambien cambió en muchos aspectos. Se convirtió en un chico un tanto rebelde, no perfila alguien que se esfuerce por salir adelante, solo le importa andar de fiesta y ser uno de los “populares”. Y todo eso me hace dar bronca, sobretodo esto último.

En fin. A veces, muy de vez en cuando, pienso en él y me doy cuenta que no tengo alguien que le agregué a mi vida eso especial que él tenía para dar. Pero ya está. Y si bien no soy orgulloso por lo general, con él si me siento así, porque no voy a mostrarme menos siendo que en realidad quisiera que él volviera un poco a ser como antes y a compartir más con sus viejos amigos.

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Cori